domingo, 29 de junio de 2008

Sentimientos....

Siempre pensé que nunca me ilusionaría con nadie. Que lo único que llenaría mi vida serían los accesorios de Dolce&Gabbana o mi queridísimo Dior. Puede que estuviera equivocado. Ahora me doy cuenta que hay más cosas en la vida, paralelas a toda esta obsesión encaminada a arruinar a la familia como símbolo de mi rebeldía e inconformismo con la vida que siempre llevé. 
Perder oportunidades te hace mirar tus actos con mas detenimiento, saber que cosas que no has hecho y que ya no podrás hacer es como sentir una bofetada cada vez que recuerdas ese momento. Bofetada que te debería hacer reaccionar de una vez y ponerte las pilas para no volver a caer en el mismo error. Pero no siempre funciona; o no queremos que funcione, claro. Hay veces que nos es mas fácil hacer que no funcione porque no queremos afrontar la realidad y tener la valentía de decir lo que sentimos. Si alguien pudiera explicarme porqué me resulta más sencillo gastarme 150 euros en una camiseta de Yves Saint-Laurent, sabiendo que cuando se enteraran en casa me iban a cortar en pedacitos que luego venderían a cualquier carnicería, que decirle a una persona "me gustas", simplemente "me gustas", le estaría eternamente agradecido. 
Puede que tenga una respuesta a esa pregunta. Una posibilidad sería la abismal diferencia que existe entre la familia, que quieras o no, están ahí.... y esa persona que no es tu familia pero por la que sientes algo. Y entonces piensas, una familia se forma a partir de dos personas que sienten algo que es mutuo entre ellos y deciden crear una vida juntos. Si hubieran tenido miedo y nunca se hubieran dicho "me gustas" dicha familia no se habria formado. Pero aquí entra la inseguridad, el miedo al rechazo y al dolor. El miedo a depender de alguien sin saber si ese alguien dependerá de la misma manera que tu de él. En otras palabras, la confianza. 
¿Seríamos capaces de confiar plenamente en otra persona, hasta el punto de querer compartir todo con él? ¿Podríamos lanzarnos a la piscina y expresar nuestros sentimientos a alguien que vas a ver a menudo, sin saber si él responderá igual o se sentirá agobiado por tu actitud? ¿Podrías querer sin llegar a querer?
No sé si la clave de todo esto está en uno mismo. Puede ser que todo dependa de nosotros, de lo que somos capaces de llegar a hacer por conseguir nuestra felicidad, aunque eso signifique que en algún punto del camino nos acompañe la decepción, la soledad o la vergüenza. Decepción de la persona, soledad para olvidar, vergüenza de mirar de nuevo. Pero todo esto forma parte del proceso de vivir, no nos podemos cerrar a estos sentimientos. Yo pensaba que sí. Y ahora me estoy dando cuenta que hay cosas que duelen. No vale con cerrar los ojos y soñar, porque tarde o temprano despiertas y vuelves a esa vida que pretendías olvidar. 
Sólo dos frases me han bastado para querer sentir. No digo que lo vaya a conseguir, ni que esto signifique más de lo que es. Pero si me estampo de pleno contra el muro del fracaso o contra la muralla del rechazo no me quedará otra que aceptarlo y aprender. Aprender que no siempre se puede interpretar ese papel que nos hemos creado para salir a la calle. Hasta yo soy mortal; y cuando nadie me ve, puedo ser o no ser.